“Una
experiencia poética para no perdérsela y para perderse en ella…”
Oliver
Comte crea en Francia, en enero de 2001, un grupo de intervención
poética al que llama “Souffleurs”. Su primera aparición pública fue en Marzo de
2001.
Les Souffleurs se caracterizan por el acto
único, irrepetible; su arte es un riesgo artístico constante, cuyo fin es el de
evadir la costumbre. Cada Souffleurs susurra secretos al oído, es decir logra
entrar en lo profundo de las almas.
Esta compañía, célebre en Francia, ya ha
“soplado” poesía en numerosos festivales franceses, en escuelas, calles, en los mercados y en el metro de
París.
En la Argentina los susurros se esparcieron de la voz de Mirta Colángelo. Extraordinaria mediadora, Mirta aprovechó los
talleres de lectura que coordina en el país para regalar susurradores y acercar la idea a otras personas,
fundamentalmente a docentes, bibliotecarios y animadores de la lectura.
¿Por qué ofrecer poesía?
Porque poesía es, generalmente, textos cortos que pueden llamar la atención fácilmente, es crear sorpresa. La poesía recupera la valorización del silencio.
Entonces, animarse a intervenir un espacio público susurrando confirma el concepto de que la lectura es también poner a prueba el cuerpo de una doble relación: con uno mismo y con los demás. Y que al establecer un vínculo lúdico entre el que susurra y el que es susurrado, la posibilidad de llegada aumenta, genera placer y enciende el deseo de tomar contacto con otros textos poéticos.
Los objetivos de nuestro proyecto
ü Impulsar y promover la lectura.
ü Crear condiciones para que los alumnos puedan acceder a obras
literarias y avanzar como lectores.
ü Disfrutar de la escucha y la lectura de poesías, coplas, adivinanzas
y nanas.
ü Seleccionar poemas, coplas, adivinanzas y nanas según sus gustos.
ü Conocer la historia de Les Souffleurs.
ü Disfrutar de los susurros poéticos.
ü Armar un ruiseñor propio involucrando toda su creatividad.
ü Susurrar al resto de la escuela coplas previamente seleccionadas
según sus intereses.